“Frío en Julio” está basada en
el best-seller internacional Cold
in July de Joe
R. Landsdale, Frío
en julio cuenta la historia
de Richard Dane (Michael
C. Hall), un tipo corriente, padre de familia de una pequeña
ciudad de Texas, que una noche mata en defensa propia a un ladrón que había
entrado en su casa. El sheriff de la localidad le da la enhorabuena y el caso
parece totalmente cerrado; pero el padre del ladrón, Russel (Sam Shepard), un
exconvicto con un largo historial delictivo, llega a la ciudad dispuesto a
vengar la muerte de su hijo.
Las cosas se complican más cuando
Dane descubre que el hombre al que mató no es realmente el hijo de Russel.
Ambos hombres deberán unir sus fuerzas para descubrir a quién ha matado Dane en
realidad, dónde está el hijo de Russel y quién les está manipulando en el marco
de una trama de violencia y corrupción.
Abrumados por un sentimiento
común de culpa, se adentran en la búsqueda de la verdad, ayudados por un
detective proveniente del Houston más rústico, apodado Jim Bob (Don Johnson). Los tres
descubrirán un secreto terrible, más oscuro y peligroso de lo que ninguno de
ellos podría haber imaginado…
Con esta sinopsis la película ya comienza a
prometer y después de verla os digo que no decepciona. Lo que más sorprende de esta película es que cuando estas
disfrutando con una historia de venganza, bien elaborada y que sabe cómo
mantener al espectador atado a la pantalla, da un giro de 180 grados y empiezas
a ver otra película totalmente distinta, manteniendo toda su calidad. Esto es
una peligrosa arma de doble filo, ya que si estas disfrutando de su primera
hora que hagan un giro tan bestia puede no gustar a todo el mundo -aunque en mi caso fue un
éxito-. La película también cuenta con
un aire oscuro y pesimista perfecto para el género de thriller, ambientada en 1989 y acompañada de una banda
sonora retro (todo ello sin llegar a ser una copia barata del cine de los 80).
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