sábado, 4 de abril de 2015

Genotipo XYY y crimen: el poder del ambiente

    Cuando nos gestamos, en principio, los seres humanos somos el resultado de la unión de 23 cromosomas procedentes de nuestra madre y otros 23 procedentes de nuestro padre, configurando así los 46 que nos constituyen. En el caso de los cromosomas sexuales, inicialmente, las mujeres presentan dos cromosomas femeninos (XX), mientras que los hombres presentan uno femenino y otro masculino (XY). No obstante, en ocasiones se producen anomalías en esta configuración, pudiendo así existir personas con un único cromosoma X, con tres cromosomas femeninos (XXX, llamadas las superhembras) y, por último, con un cromosoma femenino y dos masculinos (XYY, denominados los superhombres).

    En este último caso, el descubrimiento de una cierta vinculación estadística del genotipo XYY con casos criminales de violencia y asesinato enseguida disparó las alarmas acerca de si esta configuración genética podía explicar y servir para prever de por sí la conducta criminal de muchos hombres. De hecho, se ha llegado a denominar a este cariotipo “el gen del crimen”.

    Sin embargo, y a pesar de que la mencionada prevalencia de este genotipo entre los criminales convictos por delitos de violencia y asesinato es estadísticamente mayor que entre otros colectivos de delincuentes, los científicos afirman que el factor crucial para generar conductas violentas en un superhombre no es otro que el ambiente en el que éstos crecen y la vivencia de su infancia. Factores que, en definitivamente, existen en la totalidad de la población, con independencia de la configuración genética.

    ¿Se trata, por lo tanto, de un estigma injusto hacia estas personas? En la web www.belt.es hemos encontrado una interesante publicación acerca de esta cuestión, la cual aborda los motivos estadísticos y científicos que, de distinta forma, apoyan y desmienten la preconcepción del genotipo XYY como una predisposición natural hacia la violencia y el crimen.

    Al final de esta entrada, el lector puede encontrar el enlace web al contenido original.

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Marcados por el "cromosoma del crimen"

Nuevos estudios confirman que la anomalía cromosómica XYY es más frecuente entre los asesinos en serie y los violadores
Los especialistas descartan que los genes, por sí solos, conviertan a una persona en homicida

La Ciencia lleva más de tres décadas buscando una explicación genética al comportamiento aberrante de un asesino o un violador. Aspira a comprobar si el instinto de matar y la violencia están marcadas por una determinada configuración del ADN en nuestras células. Puede que así, en un futuro, la sociedad sea capaz de abortar o prevenir los crímenes más horrendos. Contamos con 22 pares de cromosomas -numerados del 1 al 22- y un par 23 que contiene la información sexual (XX para las mujeres y XY en el caso del varón). La repetición o ausencia de algún cromosoma desencadena el nacimiento de seres humanos con alguna anomalía. Por ejemplo, la trisomía (tres cromosomas) del par 21 da lugar al Síndrome de Down. Pero en otros casos, la normalidad se rompe en los cromosomas sexuales y una alteración en concreto -tener dos cromosomas Y- se ha vinculado con un comportamiento violento y criminal que ha llevado a bautizar al Síndrome de Jacobs -descubridor de esta aneuploidía- como «el cromosoma de la criminalidad».

En los años setenta, muchos vieron en esta anomalía la explicación al comportamiento de los asesinos en serie. Es cierto que muchos homicidas portan este cromosoma. Su presencia entre los convictos más peligrosos y sanguinarios es mayor que en la población general. Pero, hoy, 44 años después de que el XYY fuera descrito, genetistas y forenses no creen que los genes conviertan a una persona en un criminal, ya que los factores sociales y ambientales influyen demasiado.

Sin embargo, nuevas investigaciones confirman que sí existe cierta vinculación entre el XYY y un comportamiento antisocial. En un estudio publicado por la revista «American Journal of Medical Genetics», investigadores alemanes encontraron el «cromosoma criminal» en el 1,8 por ciento de los agresores sexuales que examinaron. Esta alteración era mucho más común en este colectivo que en el resto de los convictos seleccionados al azar (0,7-0,9 por ciento) o respecto a la población general (0,01). Dos de los tres hombres de la muestra que nacieron con el XYY habían cometido varios homicidios, y los tres fueron definidos por los psiquiatras forenses como sádicos sexuales y psicópatas. Eso sí, por otra parte, independientemente de los dictados del ADN, en los tres violadores confluían circunstancias que, a la larga, les habían llevado a ser lo que son. Por ejemplo, habían sufrido abusos en su infancia.

El autor de la investigación, Peer Briken, del Instituto de Investigación Sexual y Psiquiatría Forense de la Universidad de Hamburgo (Alemania), declaró a LA RAZÓN que «los factores genéticos sólo son importantes cuando concurren con otros de tipo ambiental. Realmente la presencia de XYY es rara y no debería preocuparnos como un gran comportamiento antisocial, pero hay que estar atentos a su presencia en los agresores sexuales».

Altos, delgados y con acné

Los individuos con un cromosoma Y duplicado suelen presentar una serie de patrones comunes. Según el instituto de Investigación en Enfermedades Raras del Instituto de Salud Carlos III, los afectados suelen ser altos y delgados, la mayoría presenta un acné severo en la adolescencia y el espermiograma revela generalmente una azoospermia (ausencia de espermatozoides) o severa oligospermia (tienen pocos).

También es frecuente que sufran dificultades en el lenguaje o problemas de aprendizaje y el fracaso escolar es una constante. «Esto es debido a problemas en su desarrollo cerebral, pero no siempre los afectados por este Síndrome tienen alta estatura», añade Briken.

Desde luego, no se cumple la norma general en el mayor asesino en serie de la historia de España, Manuel Delgado Villegas, más conocido como «El arropiero». Este sevillano, nacido el 25 de enero de 1943, portaba el cromosoma de la criminalidad. Con sus fuertes manos y empleando un golpe mortal que aprendió en la legión o valiéndose de objetos contundentes asesinó a un número indeterminado de personas. Tantas, que ni siquiera la Policía daba crédito a su confesión. Decía haber matado a casi medio centenar de personas a lo largo y ancho de España y del extranjero. Finalmente, sólo pudieron ser probados siete homicidios. Villegas también abusaba sexualmente de los cadáveres de sus víctimas.

Relación entre genes y crimen

A pesar de la alta prevalencia del XYY entre asesinos y violadores, muchos genetistas no dan crédito al vínculo entre genes y crimen. «En los años setenta y ochenta se estudió este asunto, pero creo que es una burbuja que se ha ido haciendo más grande. Ni tener un cromosoma de más, ni que éstos sean de mayor tamaño influye tanto en tener un comportamiento antisocial», asegura María José Calasanz, responsable del Servicio de Citogenética del Departamento de Genética de la Universidad de Navarra. «Se han llevado a cabo numerosos estudios, pero ninguno ha sido concluyente porque la muestra de la que parten es pequeña. Además, en otras circunstancias se pierden cromosomas sexuales -en pacientes con leucemia o a edades avanzadas-, y no por ello presentan tendencias asesinas», concluye. El equipo del doctor Briken recomienda estar atentos a los adolescentes que puedan presentar esta anomalía y también en agresores sexuales adultos, pero reconoce que son necesarias más investigaciones.

Otros estudios han demostrado un aumento de los niveles de testosterona o determinados neurotransmisores en situaciones de estrés intenso en los marcados por el XYY. En 2001, otra investigación entre agresores sexuales adolescentes, publicada en «Psiquiatría Genética», encontró que más del 5 por ciento de los jóvenes analizados tenían alguna anormalidad en los cromosomas sexuales.

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Enlace al contenido original: http://www.belt.es/noticiasmdb/home2_noticias.asp?id=1964

4 comentarios:

  1. Muy buen artículo José Ángel. La verdad que hay que tener cuidado con este tipo de afirmaciones ya que, como nos indica el artículo, hay pocas investigaciones y poca documentación empírica acerca de el "gen del crimen".
    La genética puede ser un factor influyente en nuestra conducta, pero no debemos olvidar tener una visión gen+ambiente, ya que el medio en el que nos desarrollamos puede cambiar todo. Puedes tener un gen que te predisponga a tener una fuerza física por encima de la media, pero si esta no la desarrollas lo más probable es que no alcances tener esa gran fuerza ...

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  2. Totalmente de acuerdo con Laura, ya que nuestro comportamiento se ve influenciado tanto por el entorno como por la personalidad donde ésta última te puede predisponer hacia unas cosas u a otras, y que se realicen éstas conductas dependen en gran medida del ambiente.

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  3. Hola José Ángel,
    Soy una ferviente defensora de la biología y por ello siempre he apoyado a los factores genéticos, además que se trata del tema en el que más estoy interesada. No obstante debería decir que, al igual que en genética el fenotipo son los genes más el ambiente, los factores ambientales (educación, aprendizaje...) son muy importante y deben tenerse en cuenta.
    A lo que me refiero es que, por ejemplo, si una persona puede portar el "gen del crimen", pero si esa persona ha rodeada de una ambiente educado no tiene por qué expresarse. Si por el contrario, lo porta y digamos que su entorno no ha sido mejor de todos, el gen tendrá más posibilidades de expresarse. Por lo tanto y como conclusión ,la cual no es más que mi simple opinión, que tanto genética como ambiente son influyentes en el resultado final.

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  4. Buenas tardes José Ángel,
    Como bien sabes siento un gran interés por todo aquello relacionado con la genética, y es eso lo que me ha llevado a leer esta entrada.

    Al igual que el post de Paula Arias en el que ella reflexionaba si tener un arma en la mano aumentaba las probabilidades de ser más violento, opino que ambas reflexiones tienen pocos estudios y es necesaria más investigación para poder hacer afirmaciones y negaciones seguras.
    Puede ser, y es muy probable, que algún gen pueda codificar o no y con más o menos influencia, que una persona sea o no violenta, y si lo es, en qué grado.
    Pero muchos estudios científicos si que han explicado la influencia del ambiente (lugar donde se vive, educación recibida tanto en familia como en escuelas, gente con la que nos juntamos...) como uno de los factores que más intervienen en este tipo de personalidades.

    Gracias por esta entrada tan interesante.

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