Hoy os traigo un artículo de Judith Velasco, Mercedes Novo y Dolores Seijo, del Departamento de Psicología Organizacional, Jurídica-Forense y del Metodología de las Ciencias del Comportamiento, de la Universidad de Santiago de Compostela .
El acoso escolar es una de las peores situaciones que puede experimentar cualquier persona. Deja secuelas psicológicas, físicas y emocionales. Evaluarlo no es tan fácil como parece y decidí colgar este post para acercarnos un poco al tema.
El artículo era muy extenso por lo que seleccioné información y resumí bastante. Os invito a que leáis el artículo entero abajo os dejare el título.
Os dejo con mi resumen:
Introducción
El acoso escolar se define como una forma de agresión repetida y deliberada, que una o varias personas ejercen, a lo largo de un determinado periodo de tiempo, sobre otra que no tiene posibilidad de defenderse por la existencia de una situación de desequilibrio de poder. Sin embargo, existen múltiples situaciones dentro del marco relacional de los niños y los adolescentes (juego violento, conflictos, peleas, bromas pesadas, violencia escolar) que por sus características generan confusión en el observador, llevándolo a definir, erróneamente, dichas situaciones como acoso escolar. En consecuencia, es preciso establecer unos criterios diagnósticos que faciliten el diagnóstico diferencial del acoso.
En este sentido, Olweus propone cuatro criterios.
1. ha de tratarse de una o varias conductas o estrategias agresivas (criterio de daño) cuyo objetivo es herir física o psicológicamente a la víctima. Estas conductas se han clasificado en categorías que abarcan formas de agresión físicas, psicológicas, verbales, relacionales, exclusión social y acoso escolar sexual, englobándose en una clasificación más general compuesta por formas de agresión físicas (empujones, peleas, encerrar a la víctima, romper sus pertenencias), verbales (insultos, motes, hablar mal de alguien) y psicológicas (aislamiento, humillación).
2. ha de ser un comportamiento dirigido con la intención (componente volitivo) de producir daño al acosado/a (criterio de intencionalidad).
3. debe existir desequilibrio de poder entre agresor y víctima (criterio de desequilibrio de poder), causado por una característica cualquiera en la que el agresor es superior (físico, intelecto, popularidad, estatus, facilidad de palabra, capacidad de manipulación).
4. estas conductas han de tener un carácter repetido que se prolongue a lo largo de un determinado período de tiempo (criterio de periodicidad y cronicidad).
A estos criterios es necesario añadir un último criterio: la victimización. De acuerdo con las Naciones Unidas, una víctima es la persona que ha sufrido un perjuicio como consecuencia de una acción u omisión que constituya un delito, en este caso, el acoso escolar. Si bien es cierto que en muchos países el acoso escolar no está tipificado como delito, los comportamientos que lo conforman (lesiones, amenazas, suplantación de la identidad, etc.) sí lo son. Con todo lo expuesto, se concluye que el objetivo de todas las acciones del acosador, independientemente de su naturaleza, es producir daño psicológico en la víctima, por lo que la evaluación de éste ha de ser el objetivo prioritario en la evaluación de las secuelas.
El acoso escolar provoca una serie de consecuencias negativas en la salud psicoemocional de los implicados (agresores, víctimas y espectadores). A pesar de todas estas consecuencias, sólo el Trastorno por Estrés Postraumático y el Trastorno Adapativo permiten establecer una relación causa-efecto, no siendo prueba suficiente de daño los otros trastornos por sí solos. En el caso que nos ocupa, el Trastorno de Estrés Postraumático/Adaptativo es el daño asociado a la victimización, puesto que la duración de las alteraciones del Trastorno por Estrés Agudo (de 3 días a 1 mes) es insuficiente.
Evaluación del acoso escolar
A pesar de que el acoso escolar es un fenómeno que implica a un gran número de niños y adolescentes, existen factores que dificultan la estimación de su prevalencia (dificultad para definir el acoso, sesgo en la estimación de los efectos, enmascaramiento del fenómeno, etc.), encontrando así, una variación significativa de su prevalencia según la investigación a la que atendamos.
Otra variable a considerar es el rango de edad de los participantes (ESO, bachillerato). Esta variable es relevante porque la literatura ha puesto de manifiesto que el acoso escolar es una conducta que tiende a disminuir con la edad.
Prácticas sistemáticas que cercenan la adecuación de estas medidas:
1) Facilitación de una definición a priori de acoso escolar:
2) Diferentes marcos teóricos empleados
3) Objeto de la evaluación y tipo de instrumento de medida
4) Adecuación evaluación-definición
Dificultades en los cuestionarios cualitativos:
1. Son muy sensibles a los efectos de la deseabilidad social, por lo que algunos estudiantes pueden mostrarse reluctantes a responder, especialmente en el caso de los acosadores
2. El hecho de que los estudiantes tengan que retrotraer informaciones subjetivas pasadas de carácter desagradable, puede llevar a que en ciertas ocasiones se creen impresiones sesgadas, alterando la naturaleza de los hechos relatados.
3. hay que considerar factores como la motivación de los individuos al responder.
4. tipo de respuesta proporcionada por la víctima. Juvonen, Nishina, y Graham (2001) estudiaron el ajuste social y personal de tres tipos de víctimas: las que tanto ellas mismas como los compañeros definían como víctimas, las que se definían como víctimas y el grupo no, y las que negaban ser víctimas pero eran identificadas como tales por el grupo. Así, la actitud y motivación de los participantes puede influir en los resultados. Estos mismos autores señalan que el encuestador puede influir inconscientemente las respuestas de los usuarios, pues cuando se presenta, por ejemplo, un cuestionario dentro de un programa de prevención del acoso escolar se introducen ciertas ideas sobre lo negativo que es el acoso escolar.
La mayor parte de los instrumentos son aplicados directamente en el centro por los profesores, por lo que deben estar entrenados y motivados para la adecuada administración de las pruebas.
Otro tipo de cuestionarios son los denominados “cuestionarios de nominación”, cuyo formato presentan descripciones o definiciones que los sujetos tienen que relacionar con algún compañero ; de este modo, el número de veces en el que el estudiante es mencionado por sus compañeros se emplea como un índice de estimación del estatus de víctima.
Por su parte, los cuestionarios retrospectivos son utilizados para analizar las consecuencias a largo plazo del acoso escolar. Este tipo de instrumentos permiten identificar el impacto del acoso escolar sobre la salud, además de permitir el análisis de las consecuencias en función del tipo de victimización, del género y los patrones comportamentales de los implicados.
Este tipo de instrumentos exigen un control estricto de sus propiedades psicométricas, pues los sujetos deberán recordar hechos que sucedieron hace mucho tiempo, y esta información puede estar sesgada por los efectos del olvido.
La metodología cuantitativa incluye, en primer lugar la metodología observacional, que permite al investigador obtener información en el medio natural de los participantes. La observación fue uno de los primeros métodos empleados. Este método, posibilita el análisis de las diferencias conductuales entre géneros y de múltiples procesos de interacción social sin la mediación de adultos. La desventaja es que se trata de un método costoso en términos de tiempo y recursos humanos. Además, dado que el acoso no se produce en presencia de los adultos, el observador puede inhibir este tipo de comportamientos.
Por su parte, los instrumentos narrativos exploran las concepciones de los menores sobre el acoso escolar a través de representaciones gráficas como cuentos o cómics. Este instrumento sirve como sustitutivo de la entrevista clásica inicial, pues permite conocer las actitudes del niño respecto al bullying, sus habilidades cognitivas y sus respuestas emocionales ante el acoso.
Cornell y Bandyopadhyay (2010) sugieren que podemos emplear ambos tipos de cuestionarios de manera complementaria.
Finalmente, los instrumentos de evaluación del acoso se pueden clasificar según el objetivo de la evaluación (clínica vs. Forense). La evaluación clínica se fundamenta en la asunción de veracidad del relato del paciente, pues no tiene por objeto determinar la realidad de la información, sino establecer un diagnóstico ajustado a los síntomas referidos. Por el contrario, en el contexto de evaluación forense, siempre se ha de sospechar de la posibilidad de engaño. Dadas las características del contexto judicial, el ámbito de intervención del psicólogo forense está mediado por la posibilidad de manipulación de la información aportada para la consecución de algún tipo de beneficio o la evitación de perjuicios.
ESCALA UPF-4
Este instrumento se compone de cinco factores (Acoso Psicológico, Exclusión, Acoso Físico Directo, Acoso Relacional y Acoso Físico Indirecto) a lo largo de 26 ítems. (Para conocerlo a fondo recomiendo que leáis el artículo entero).
Título del artículo original (lo podéis encontrar en Internet): EVALUACIÓN FORENSE DEL ACOSO ESCOLAR, Judith Velasco, Mercedes Novo y Dolores Seijo. Departamento de Psicología Organizacional, Jurídica-Forense y del Metodología de las Ciencias del Comportamiento, Universidad de Santiago de Compostela (España).
¡Hola! Les felicito por su blog. Escribo desde Caracas interesada en el estudio experimental del acoso escolar. Para ello, necesito tener acceso a escalas como la UPF-4 que ustedes describen. ¿Serà posible obtener el manual y la hoja de aplicaciòn? Gracias, de antemano.
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