domingo, 5 de abril de 2015

¡AUXILIO! SUFRO EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL… LA CAUSA MIS PADRES

Nunca había oído hablar de él, y me ha llamado la atención, ya que es un tema que concierna a la Psicología Forense. Pongámonos en una situación de dos padres divorciados con hijos. ¿Puede ser que influenciemos a nuestros hijos para que "se pongan de nuestro lado"?¿Qué efectos psicológicos generamos en ellos? ¿Existe de verdad este hecho?Hoy traigo un artículo en el cual se habla del Síndrome de alienación parental.

Os dejo con el artículo: 

Síndrome Alienación Parental
En 1985, el Psiquiatra Infantil y forense estadounidense, Richard Gardner, fue el primero en definir el concepto de “Síndrome de Alienación Parental”, su investigación inicia por su experiencia con los hijos de padres divorciados; sabía que los niños seguían queriendo a ambos padres a pesar de la separación; pero cada vez era mayor el número de niños y niñas, que durante los conflictos de custodia, iniciaban un proceso de denigración hacia uno de sus progenitores, llegando a extremos de expresar odio, observó esa denigración y rechazo ante un padre que antes era amado por su hijo. Ante este fenómeno Gardner lo define:

“El Síndrome de Alienación Parental (SAP) es una alteración que surge casi exclusivamente durante las disputas por la custodia de un hijo. Su primera manifestación es una campaña de denigración contra un progenitor por parte de los hijos, campaña que no tiene justificación. Este fenómeno es el resultado de la combinación de una programación (lavado de cerebro) de un progenitor y en la que el niño contribuye con sus propias aportaciones, dirigidas al progenitor objetivo de la alienación. Cuando aparece en el contexto de abuso parental real o negligencia la animosidad del niño puede estar justificada, por lo que no sería aplicable la hostilidad del niño.” (1)

En un principio se consideraba que el SAP nacía por la combinación de la influencia parental y las aportaciones activas del propio niño en la campaña de denigración; los hijos acaban haciendo suyas las manifestaciones que les han inculcado. Pero, ¿qué podría motivar a un hijo a continuar con las prácticas que su cuidador inculca? “pueden ser varias, como la necesidad de apego a uno de sus padres por el miedo a sentirse solo o el intento de agrandar al progenitor con el que conviven para asegurarse una relación y evitar una nueva pérdida.” (2)
Los motivos por los que el progenitor “alienante” actúa, pueden ser muy variados, entre estos, pretender alejar a sus hijos del otro progenitor, incapacidad para aceptar la ruptura de pareja, intentos de mantener la relación a través del conflicto, deseos de venganza, evitación del dolor, autoprotección, culpa, miedo a perder a los hijos o a perder el rol parental principal, deseos de control exclusivo en términos de poder y propiedad de los hijos. Este progenitor puede estar celoso del otro o intentar conseguir ventajas en las decisiones relativas al reparto de bienes o pensiones económicas. También se ha hipotetizado sobre la patología individual, la posibilidad de una historia previa personal de abandono, alienación, abuso físico o sexual o incluso la pérdida de identidad. (3)

Gardner, describe una serie de “síntomas primarios” que usualmente aparecen juntos en los niños y niñas afectados por el SAP:

• Campaña de Denigración. El niño está obsesionado con odiar a uno de los progenitores. Esta denigración a menudo tiene la cualidad de una especie de “letania”.
• Débiles, absurdas o frívolas justificaciones para el desprecio. El niño plantea argumentos irracionales y a menudo ridículos para no querer estar cerca de su padre.
• Ausencia de ambivalencia. Todas las relaciones humanas, incluidas las paternofiliales, tienen algún grado de ambivalencia. En este caso, los niños no muestran sentimientos encontrados. Todo es bueno en un padre y todo es malo en el otro.
• Fenómeno del “pensador independiente”. Muchos niños afirman orgullosamente que su decisión de rechazar a uno de los progenitores es completamente suya. Niegan cualquier tipo de influencia por parte del padre aceptado.
• Apoyo reflexivo al progenitor “alienante” en el conflicto parental. Habitualmente los niños aceptan incondicionalmente la validez de las alegaciones del padre aceptado contra el odiado, incluso cuando se les ofrece evidencia de que aquel miente.
• Ausencia de culpa hacia la crueldad y la explotación del progenitor “alienado”. Muestran total indiferencia por los sentimientos del padre odiado.
• Presencia de argumentos prestados. La calidad de los argumentos parece ensayada. A menudo usan palabras o frases que no forman parte del lenguaje de los niños.
• Extensión de la animadversión a la familia extensa y red social del progenitor “alienado”. El niño rechaza a personas que previamente suponían para él una fuente de gratificaciones psicológicas.

Frente a la controversia sobre su existencia, sus opositores utilizan el argumento, y con justa razón, que la Asociación Mundial de Psiquiatría y la Asociación Médica Americana, no reconocen en sus Manuales de diagnóstico y estadísticos de los trastornos mentales, al SAP, pues se ha afirmado que no constituye una entidad médica ni clínica y ha sido rechazada su inclusión en la lista de síndromes, por no seguir un método científico y no reunir los criterios metodológicos científicos necesarios para ser aceptado y por eso se lo considera pseudocientífico, el cual en caso de ser diagnosticado, sería un excelente argumento para desvirtuar el mismo.

Lo anterior, es de forma general, para comprender en qué consiste el SAP, y aunque nuestro campo no es la Psicología, fácilmente podemos intuir la cantidad de consecuencias negativas que traerá para el niño o niña víctima de su propio progenitor. Y es que para sorpresa de algunos, ya existe jurisprudencia respecto al Síndrome de Alienación Parental en nuestro país; y los Equipos Multidisciplinarios, a través de sus Psicólogos, han diagnosticado la existencia del SAP, en diferentes procesos en que se ventilan cuidados personales de niños, niñas y adolescentes.

Ejemplo de lo anterior, tenemos que en el proceso con referencia 82-A-2006, de la Cámara de Familia de San Salvador, sentencia del veintiocho de agosto de dos mil siete, literalmente se menciona: “que el menor ****, ha sido diagnosticado con Síndrome de Alienación Parental, lo que significa que ha existido una influencia negativa por parte de uno de los progenitores -en este caso la madre- con el objeto principal de que el hijo destruya el vínculo filial con su otro progenitor llegando al grado de odiarlo o despreciarlo, utilizándose o valiéndose para tal fin de diversas tácticas, como denigrar al otro progenitor.”

En el caso antes mencionado, se estaría frente a una conducta inapropiada de la madre, que puede conllevar a trastornos serios e irreversibles en el desarrollo emocional del hijo o hija, ante este supuesto, y es necesario la ayuda a través del tratamiento psicológico pertinente. Cabe preguntarse ¿cuál es la responsabilidad del padre o madre alienante?, ¿qué protección jurídica corresponde al niño o niña, frente a la vulneración de sus derechos por sus propios progenitores? ¿Pueden aplicarse acciones y sanciones penales?…


Enlace al artículo original: http://www.enfoquejuridico.info/wp/archivos/1179


2 comentarios:

  1. Gran artículo, Laura!!!
    Desde luego que no conocía este síndrome, definido por Gardner, pero me parece que tiene un elevado interés sobre todo en el ámbito de la Psicología, a pesar de no estar reconocido como trastorno en ningún manual, sin embargo, es indudable que los padres divorciados juegan un papel esencial en los hijos.

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  2. Hola Laura,
    Por desgracia si conocía este síndrome. Bueno no sabía que era un síndrome como tal y mucho menos su nombre pero si lo he visto cuando mis tíos se separaron. Mi prima presentó los síntomas primarios que nombra el artículo menos la extensión de la animadversión a la familia extensa y red social del progenitor “alienado”. Justamente como sé lo que es y como lo pasan los niños , por no hablar de que cada vez hay más número de divorcios, me parece increíble que no este todavía reconocido como trastorno en ningún manual.

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