La lacra de las agresiones sexuales no cesa. En callejones oscuros o a plena luz del día, en portales, a veces en el propio domicilio por
parte de la pareja o de un ex... Un infierno para quien lo sufre. Y una pesadilla que en algún momento de su vida se cruza por la
mente de cualquier mujer, aunque no haya padecido una experiencia tan trágica. Cada día se produce un delito de este tipo en
Euskadi, según los datos de la Ertzaintza. El año pasado, 366. Dieciocho menos que el ejercicio anterior. Pese a todo, datos
escalofriantes. ¿Qué es lo que lleva a un individuo a tomar por la fuerza a una desconocida o, a veces, incluso a una amiga? ¿Cuál es el
perfil de este tipo de delincuente?
"Siempre habrá agresores sexuales", admite Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco,
quien coincide con la Ertzaintza en que la prevención en este campo pasa la educación en la empatía, la igualdad de sexos y la terapia
tanto en víctimas como en verdugos.
En la mayoría de los casos -explica-, los atacantes son varones de entre 25 y 40 años -"cuando mayor es su nivel de vitalidad"-, que
prefieren atacar de noche durante los fines de semana o las temporadas festivas. Pero, aún así, no existe un único patrón. Desde el
envalentonamiento delante de los amigos hasta el simple desprecio hacia la mujer, los autores de este tipo de delitos responden a
motivaciones de muy distinta índole, que repercutirán en gran medida en el riesgo de reincidencia. Estos son los perfiles más
habituales.
Los apasionales
No planifican. Los apasionales, cuenta Echeburúa, son agresores ocasionales. "No lo planifican, no ejercen violencia más allá de la
necesaria para cometer el acto y no suelen reincidir", desgrana. Su escenario habitual es el de una discoteca, donde el alcohol, las
drogas, el calor y la música excitante cocinan el caldo de cultivo que les llevará a cometer el delito. Suelen moverse dentro de un
grupo de amigos, que es el que ejerce la presión que finalmente les lleva a atacar a una mujer. "Se envalentonan, aunque en un
principio les parezca mal", precisa el catedrático. Esa misma falta de iniciativa personal es lo que después deriva con más frecuencia
en el arrepentimiento.
'Dating violence'. Los apasionales derivan, cada vez con más frecuencia, en el denominado 'dating violence'. "Es un tipo de violencia
entre iguales, personas que se conocen, amigos. Salen, consumen alcohol o drogas -aunque no siempre- y el varón intenta llegar a
algo más", explica Echeburúa. Ante la negativa de su compañera, el 'falso amigo' trata de tomarla por la fuerza. "Si ella ha consumido
alguna sustancia, no solo pierde la capacidad de defenderse, también la de discriminar cuándo está entrando en una situación de
peligro", indica el psicólogo. Precisamente por la relación cercana que une a atacante y víctima, el incidente suele tener lugar en
espacios privados, como una vivienda o un coche, y es por el mismo motivo que en demasiadas ocasiones las afectadas no denuncian
lo sucedido.
Los reincidentes
Merodeadores. Al otro lado del espectro se encuentran los agresores reincidentes, que se mueven por impulsos más complejos. "Estos son los que planifican, los que espían, los que merodean y esperan a la víctima idónea". El caso de una estudiante americana a pertenece, con toda probabilidad, a este tipo, señala Echeburúa.
Aunque la violencia no entiende de estratos sociales, los criminales sexuales reincidentes suelen pertenecer a clase media-baja o baja
-no tanto en los ocasionales-, según lo observado en las cárceles. "Estas personas no buscan ayuda por iniciativa propia; sólo se les
detecta una vez están presos, así que es de ahí de donde se sacan las conclusiones", cuenta el psicólogo.
Psicópatas sexuales. Tampoco todos los reincidentes se ajustan a una sola descripción. Dentro de este grupo, subyacen otros dos:
los psicópatas sexuales y los sádicos. Los primeros son "personas frías, sin escrúpulos ni remordimientos. Utilizan a la mujer como
instrumento para satisfacer sus necesidades y carecen de empatía", explica Echeburúa. No se preocupan por las consecuencias que
puedan desencadenar sus actos, al menos para la víctima. "Si huyen, es solo por temor a que les pillen". Algunos, incluso, pecan de
creerse invulnerables. "Llegan a desafiar a la Policía y dejan una señal, se autoengañan creyéndose más hábiles", comenta el
catedrático.
Sádico. Los agresores de tipo sádico son los más escalofriantes, aunque también los menos frecuentes. Echeburúa los describe
como criminales que "disfrutan haciendo sufrir a sus víctimas". Al contrario que los psicópatas, que huirán si los gritos de su víctima
pueden alertar a policía o transeúntes, para los sádicos "el lloro y el temor no son elementos disuasorios, sino excitantes". "Llegan a
herir o a matar para obtener placer".
Revanchismo y humillación. Esa falta de respeto hacia la figura femenina es uno de los principales argumentos que esgrimen
aquellos que no ven en la castración química la solución idónea a los delitos sexuales. "En muchos casos, el origen no es la excitación
en sí, sino una actitud machista, revanchista contra la mujer o un intento de vejación por falta de autoestima o por un rechazo",
expone Echeburúa. Recuerda cómo la violación ha sido uno de los métodos de humillación más común desde hace siglos; cómo los
conflictos bélicos, los vencedores abusaban sexualmente de las mujeres de los vencidos. La solución, opina el psicólogo, pasa por
inculcar, tanto en la infancia como en los penados, el valor del respeto, la igualdad y la empatía. "Si se ponen en el lugar del otro, será
mucho más difícil que comentan actos violentos".
El pedófilo
Diferencias. El catedrático en Psicología Clínica aclara que no es lo mismo un agresor que recurre a un menor por la dificultad de
haber accedido a un adulto que un pedófilo: "El pedófilo solo se siente atraído por menores, tiene fantasías con ellos, echa horas en
Internet para encontrarlos, conocerlos y pierde el interés cuando aparecen las características sexuales secundarias, como senos o
vello".
Secuelas. Lo que lleva a otra pregunta: ¿cuál es el riesgo que corre una víctima infantil de convertirse en un futuro agresor?
Concreta Echeburúa que las probabilidades ascienden a un 25%, aunque en ello influyen otros factores: "crecer en una familia
desestructurada, no haber integrado lo que está bien y lo que está mal, no haber sido concienciado de lo que suponen estos actos..."
Sin embargo, recuerda el experto, tres de cada cuatro jóvenes consiguen superarlo y disfrutar sin miedos de sus relaciones en pareja.
"No es un destino inevitable", insiste. "El tratamiento en estos casos es muy importante, no solo para evitar que sean abusadores o
sufran otros problemas como ansiedad, sino también para que no le teman a la intimidad con otra persona".
Fuente:BURGOS, E. (8 de Marzo de 2015).
Las múltiples caras de los agresores. El Correo.
Enlace de la noticia original: www.elcorreo.com/alava/sociedad/201503/08/multiples-caras-agresor-sexual-20150304204145.html
Lo que me motivó a escribir esta entrada en el blog, es la actual preocupación social ante las agresiones sexuales de las que son víctimas principalmente mujeres, niñas y niños. Así mismo, se han desarrollado nuevos programas de apoyo para fomentar las denuncias, las cuales se han incrementado considerablemente y han generado la concientización y sensibilización de la sociedad.
ResponderEliminarEn este sentido, la figura del psicólogo es fundamental, entre otras cosas, para brindar apoyo a las víctimas, evaluar la realidad de los abusos y determinar el perfil del agresor sexual.
Eider Burgos, autor del artículo que le da nombre a esta entrada, se pregunta tal y como podríamos preguntarnos nosotros sobre qué hace que un individuo lleve a cabo una violación a una desconocida o incluso a una amiga, y cuál es su perfil. Citando a Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, se indica que no existe un único patrón. Desde el envalentonamiento delante de los amigos hasta el simple desprecio hacia la mujer, los autores de este tipo de delitos responden a motivaciones de muy distinta índole, que repercutirán en gran medida en el riesgo de reincidencia.
Se nos ofrece por tanto, pese no existir un único patrón, los perfiles más comunes en este tipo de delincuentes: apasionales, reincidentes y pedófilos.
El primer tipo se trata de agresores ocasionales y no planifican, y pueden derivar al denominado dating violence[1] entre personas se conocen, y debido a la relación cercana entre atacante y víctima, esta última no denuncia la agresión.
Los reincidentes, incentivados por impulsos más complejos según Echeburúa, se distinguen a su vez en merodeadores, en los psicópatas sexuales y los sádicos, criminales que "disfrutan haciendo sufrir a sus víctimas".
En todos estos casos vemos que la dignidad de la mujer es atropellada por estos hombres, quienes sólo buscan un beneficio sexual por encima de la persona. Muchas personas argumentan que para este tipo de delincuentes deberían aplicarse soluciones como la castración. Sin embargo, no coincido con este aspecto, ya que como explica el mismo psicólogo de nuestro artículo, en la mayoría de los casos el origen no es la excitación en sí, sino una actitud machista, revanchista contra la mujer o un intento de vejación por falta de autoestima o por un rechazo.
Entendemos por tanto la violación como una forma de humillación que se remonta muchos siglos atrás. De hecho, las relaciones sexuales no consentidas no se consideraban una violación en muchas culturas. El primer problema pasa por no respetar la libertad y la dignidad de la mujer, y por observar en ella un mero medio para alcanzar sus apetencias sexuales.
Es por ello que el psicólogo insta en la necesidad de inculcar desde la infancia el valor del respeto, la igualdad y la empatía[2].
BURGOS, E. (8 de Marzo de 2015). Las múltiples caras de los agresores. El Correo.
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[1] Collins, 2003; Furman, 2002; Wekerle y Wolfe, 1999.
[2] Del griego ἐμπαθής ("emocionado"), capacidad cognitiva de percibir, en un contexto común, lo que otro individuo puede sentir.
Hola Estefany, me ha llamado mucho la atención esta entrada, ya que me ha ayudado a conocer los diferentes tipos de agresores que hay a nuestro alrededor y a ir con mucha más precaución, así que por ello te lo agradezco y te felicito.
ResponderEliminarHola Cristina:
EliminarMe alegra que te haya sido de utilidad, Gracias por tu comentario, me anima mucho.