Normalmente, si se nos preguntara por las figuras claves en
torno a un crimen, tenderíamos a pensar en el criminal, en las víctimas, en las
autoridades y cuerpos de seguridad encargados de su localización y detención,
así como en los testigos, los abogados, los fiscales, los jueces, etc. Pero
esto es un blog sobre Psicología Criminal y Forense, así que no es precisamente
sorprendente que, en esta entrada, pongamos el punto de mira en otra figura
clave cuya existencia no es conocida por todo el mundo, pero cuya acción puede
determinar de manera decisiva el destino judicial de un presunto criminal: el
psicólogo forense.
Licenciado en Psicología (en la actualidad, diríamos graduado), el Psicólogo Forense ha
alcanzado dicha condición laboral después de formarse, además, en Criminología
y/o en Psicología Forense propiamente dicha, mediante másteres o estudios
superiores similares. En nuestro país, por ejemplo, dado el carácter público de
las instituciones judiciales, esta persona deberá también superar una
Oposición.
El motivo de todo lo anterior es claro: siendo la Psicología
la ciencia del comportamiento (eminentemente humano), su aplicación a un
terreno tan complicado como el del crimen resulta en una materia densa,
compleja y delicada, cuya aplicación práctica inmediata no implica,
precisamente, acciones judiciales superfluas: el peritaje de un sospechoso por
parte de un psicólogo forense, mediante la entrevista, por ejemplo, puede
resultar decisivo de cara a la consideración de la inocencia o la culpabilidad
de aquél. Esto da una idea, por ejemplo, de la delicada aprobación científica
que han de superar los instrumentos que este género de psicólogo va a utilizar:
tests, cuestionarios, indicios observados directamente en el sospechoso, etc.
Una vez realizada la breve presentación anterior de esta
figura profesional, el verdadero objetivo de este post es el de ofrecer al
lector una visión del trabajo, los conocimientos y las responsabilidades de la
misma, haciéndolo además de primera mano. Porque, ¿qué mejor forma de conocer
esta profesión que propiamente de la mano de un psicólogo forense de verdad?
El autor de un interesante blog titulado Desde El Exilio, www.desdeelexilio.com, nos ofrece una
entrevista a Stephen Porter, destacado psicólogo forense que, en palabras de
dicho blog, “se dedica a investigar en profundidad las artimañas de los
delincuentes a la hora de ocultar a los demás sus crímenes e intenciones
criminales. […]También está interesado en cómo el sistema penal falla, a la
hora de condenar a los culpables y librar de pena a los inocentes. En este área
le interesa comprender cómo las decisiones judiciales pueden verse alteradas
por los sesgos en nuestra psicología, así como el modo en que los recuerdos son
tergiversados por el contexto en el que se recuerdan, conduciendo a falsas
acusaciones”.
Pinta bien, ¿no? El interesado lector podrá encontrar el enlace al post original al final de esta entrada.
* * *
1.-¿Qué estudia la
psicología forense?
Los psicólogos forenses estudian el comportamiento humano que se da en la
intersección de la psicología y el derecho. Esto incluye la toma de decisiones
jurídicas, el comportamiento criminal, la victimología, la detección de
mentiras, los trastornos mentales y la delincuencia, la personalidad y los
crímenes, y la memoria de los testigos presenciales.
2.-¿Que redes
neuronales se activan cuando mentimos? ¿Cuáles son los signos corporales,
conductuales y expresivos básicos de la mentira?
La neurociencia de la mentira se encuentra todavía en su
infancia y aún se precisa un gran trabajo antes de que podamos llegar a
conclusiones sólidas sobre la actividad cerebral y la mentira. No obstante, la
investigación con neuroimágenes ha puesto de manifiesto que tener un
conocimiento oculto o “culpable” sobre un crimen (por ejemplo, un conocimiento
que sólo el asesino tuviera) está asociado con la actividad de ciertas redes
neuronales. El cuadro general que se desprende de estos primeros trabajos es que
el conocimiento del engaño está asociado con un aumento de la actividad de las
cortezas prefrontal, parietal y cingulada anterior. La aplicación de esta
investigación requiere mucha cautela, ya que la mayoría de los trabajos hasta
la fecha se han realizado con mentiras en las que hay poco en juego. Los
indicios específicos del comportamiento con más fuerte apoyo hasta la fecha son
las ilustraciones o los gestos con manos y brazos (un aumento o disminución
importante de los mismos), la reducción de la tasa de parpadeo, una mayor
latencia en las respuestas (es decir, más tiempo antes de responder), pausas
más largas y más frecuentes, un descenso de la velocidad del habla,
descripciones vagas, repetición de detalles, unas producciones demasiado
estructuradas (que indican que han sido ensayadas), falta de un encaje
contextual, y la falta de conversación específica relativa a los incidentes con
víctimas múltiples (es decir, los crímenes más graves).
Además, el cazador de mentiras debe estar muy en sintonía
con los “resbalones” idiosincrásicos – incluidos los verbales (como cambios en
el tiempo verbal ; por ejemplo que el sospechoso de un caso de desaparición se
refiera a la persona desaparecida en pasado), no verbales (como las
comunicaciones inconscientes al interrogador, incluidas potenciales
recreaciones del crimen), y señales faciales (expresiones emocionales
involuntarias y fugaces que normalmente se producen solo en la parte superior o
inferior del rostro y de forma más general simplemente expresiones falsas), y
(3) en función del contexto, el cazador de mentiras debe asimismo considerar el
uso de técnicas de entrevista estratégica tales como manipular la carga
cognitiva de un sospechoso (haciéndole pensar mucho), realizar preguntas
imprevistas, evaluar la precisión de las respuestas en cuestionarios sobre lo
que conoce el culpable, y el uso estratégico de las pruebas para dirigir las
preguntas y detectar el engaño.
3.-¿Cómo está de
avanzada la investigación en métodos de detección de mentiras? ¿Será posible, en
un futuro, reconocer a un terrorista antes de que actúe, o determinar la
culpabilidad de un acusado en un juicio solo a través de sus cambios
neuronales, de expresiones faciales o de otras señales corporales?
La ciencia del engaño está avanza en el sentido de que se
han realizado cientos de estudios sobre señales conductuales del engaño. Por
otro lado, sólo un puñado de estudios han sido realizados con verdaderas
mentiras de “alto riesgo”, y aún es necesario mucho trabajo. Me atrevo a
predecir que pronto será posible identificar a personas que ocultan información
o sus intenciones, basándonos en una combinación de expresiones faciales,
lenguaje corporal, y declaraciones que hagan al observador informado.
Nuestros estudios sobre la eficacia de la formación sugieren
que los profesionales pueden aprender a detectar a los mentirosos de alto
riesgo, con un 80% + de exactitud, sin embargo, estas mentiras son de lo
ocurrido en el pasado – no sobre intenciones de futuro. La investigación sobre
la detección de intenciones maliciosas está en su infancia. Más investigaciones
en este tipo de engaño, y el dilema ético de la exposición de intenciones
maliciosas sin que se pase a la acción, se requieren antes de que esto sea
puesto en práctica.
4 .- ¿Qué validez
tienen los testimonios de los testigos presenciales? ¿Cuán confiables son sus
recuerdos?
Depende de una serie de factores. En general, las
experiencias traumáticas son relativamente bien recordadas, contrariamente a la
noción freudiana de represión. Así que si uno es física o sexualmente asaltado,
sus recuerdos serán precisos y duraderos en comparación con los de las
experiencias ordinarias.Sin embargo, curiosamente, los recuerdos emocionales o
traumáticos también son altamente vulnerables a las desinformaciones, tales
como las de las preguntas engañosas (véase Porter, Demitrioff, y Ten Brinke,
2009). Los interrogadores policiales pueden hacer preguntas de modo que
conduzcan al testigo o víctima a recordar el crimen de una manera radicalmente
diferente a la forma en que ocurrió realmente. La investigación sugiere incluso
que la gente puede ser llevada a recordar eventos completos que nunca
sucedieron a través de interrogatorios altamente sugestivos (por ejemplo,
Porter, Taylor, y Ten Brinke, 2008).
5 .- ¿Cómo podemos trazar
el perfil psicológico de un criminal?
Los perfiles psicológicos, tradicionalmente, son bastante
intuitivos y poco fiables. Sin embargo, la investigación en la última década
sugiere que prestar atención a las características de la escena del crimen y a
la naturaleza de la violencia infringida a las víctimas puede indicarnos rasgos
específicos de personalidad de los autores. Por ejemplo, la investigación
apunta a que esa información puede indicar con relativa confianza si el crimen
fue perpetrado por un psicópata o por un no psicópata (por ejemplo, Porter,
Woodworth et al., 2003) o por múltiples individuos o uno solo (Juodis et al.
2009).
6 .- ¿Cuáles son las
características de una personalidad psicopática?
La personalidad psicopática es generalmente la de alguien
que carece de conciencia, en términos de remordimiento, empatía, o emociones en
general. Dentro de la población criminal los psicópatas son prolíficos –
cometen un mayor número de crímenes y más violentos que los delincuentes no
psicópatas. Él o ella tienden a ser superficialmente encantadores con el don de
la palabra, no tienen deficiencias intelectuales y están muy sintonizados para
reconocer a víctimas vulnerables. Alarmantemente, los delincuentes psicópatas
parecen ser capaces de usar este estilo interpersonal para negociar acuerdos de
culpabilidad, sentencias más cortas y excarcelaciones más tempranas, a pesar de
su pobre desempeño en la comunidad. Por supuesto, las personalidades
psicopáticas no aparecen exclusivamente entre la población criminal. Estos
rasgos de personalidad también pueden permitir a un individuo medrar en el
mundo de los negocios. Por ejemplo, Bernie Madoff, que diseñó la mayor estafa
piramidal de la historia, se ha descrito como poseedor de rasgos
psicopáticos.El estudio de las “serpientes de traje” es actualmente un campo
floreciente de la investigación en psicología forense.
7.-¿Cuáles han sido
sus mayores logros profesionales, tanto en lo teórico como en la aplicación
práctica de su conocimiento para capturar criminales?
Consideraría uno de mis principales logros el llevar la ciencia a los
profesionales de la ley en lo referente a la detección de engaños, falsos
recuerdos, homicidios y personalidades psicopáticas, a través de talleres de
capacitación y charlas. Nuestro grupo ha hablado con numerosos grupos,
incluyendo investigadores criminalísticos, jueces, abogados, fiscales,
indemnizadores de personal, psiquiatras forenses, tribunales de derechos
humanos, juntas de inmigración, y periodistas de investigación. En este sentido
estamos acercando la ciencia al mundo real, y esperamos poder ayudar a los
profesionales de la ley a atrapar a los mentirosos y a los criminales y a
mejorar la toma de decisiones jurídicas en general. Nuestra recientemente
publicada “Teoría de las Decisiones peligrosas” (DDT) ofrece un modelo completo
que considera cómo se cometen los errores en el sistema de justicia penal,
incluyendo cómo suaves mentirosos embaucan a los jueces y a los jurados, y
también cómo personas inocentes acusadas son “encarriladas” a través de una
visión de túnel y una serie de sesgos naturales humanos en la toma de
decisiones (Porter & Ten Brinke, 2010).
8.-¿En qué está
trabajando ahora?
Mi laboratorio está trabajando en varios asuntos que consideramos fundamentales
para entender el comportamiento humano en el contexto legal. Estamos a)
realizando el estudio de mayor escala hasta la fecha sobre el engaño de alto
riesgo, mediante la investigación del lenguaje verbal, corporal y las
expresiones faciales de las personas que piden públicamente el retorno de un
familiar desaparecido, y que luego resultan ser el asesino; b) examinando la
relación entre las emociones negativas y la memoria; c) examinando cómo los
psicópatas identifican y seleccionan a las víctimas emocionalmente vulnerables,
y d) examinando cómo el rostro del acusado influye en la toma de decisiones
jurídicas (por ejemplo, cómo se evalúan las pruebas relativas a una persona que
resulta tener un rostro que no inspira confianza en comparación con las de otro
que tenga un rostro que inspire confianza.
* * *
Enlace al contenido original: http://www.desdeelexilio.com/2010/10/30/psicologia-forense-entrevista-a-stephen-porter/
Fuente:
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