sábado, 21 de marzo de 2015

Entrevista a Stephen Porter, psicólogo forense

Normalmente, si se nos preguntara por las figuras claves en torno a un crimen, tenderíamos a pensar en el criminal, en las víctimas, en las autoridades y cuerpos de seguridad encargados de su localización y detención, así como en los testigos, los abogados, los fiscales, los jueces, etc. Pero esto es un blog sobre Psicología Criminal y Forense, así que no es precisamente sorprendente que, en esta entrada, pongamos el punto de mira en otra figura clave cuya existencia no es conocida por todo el mundo, pero cuya acción puede determinar de manera decisiva el destino judicial de un presunto criminal: el psicólogo forense.

Licenciado en Psicología (en la actualidad, diríamos graduado), el Psicólogo Forense ha alcanzado dicha condición laboral después de formarse, además, en Criminología y/o en Psicología Forense propiamente dicha, mediante másteres o estudios superiores similares. En nuestro país, por ejemplo, dado el carácter público de las instituciones judiciales, esta persona deberá también superar una Oposición.

El motivo de todo lo anterior es claro: siendo la Psicología la ciencia del comportamiento (eminentemente humano), su aplicación a un terreno tan complicado como el del crimen resulta en una materia densa, compleja y delicada, cuya aplicación práctica inmediata no implica, precisamente, acciones judiciales superfluas: el peritaje de un sospechoso por parte de un psicólogo forense, mediante la entrevista, por ejemplo, puede resultar decisivo de cara a la consideración de la inocencia o la culpabilidad de aquél. Esto da una idea, por ejemplo, de la delicada aprobación científica que han de superar los instrumentos que este género de psicólogo va a utilizar: tests, cuestionarios, indicios observados directamente en el sospechoso, etc.

Una vez realizada la breve presentación anterior de esta figura profesional, el verdadero objetivo de este post es el de ofrecer al lector una visión del trabajo, los conocimientos y las responsabilidades de la misma, haciéndolo además de primera mano. Porque, ¿qué mejor forma de conocer esta profesión que propiamente de la mano de un psicólogo forense de verdad?

El autor de un interesante blog titulado Desde El Exilio, www.desdeelexilio.com, nos ofrece una entrevista a Stephen Porter, destacado psicólogo forense que, en palabras de dicho blog, “se dedica a investigar en profundidad las artimañas de los delincuentes a la hora de ocultar a los demás sus crímenes e intenciones criminales. […]También está interesado en cómo el sistema penal falla, a la hora de condenar a los culpables y librar de pena a los inocentes. En este área le interesa comprender cómo las decisiones judiciales pueden verse alteradas por los sesgos en nuestra psicología, así como el modo en que los recuerdos son tergiversados por el contexto en el que se recuerdan, conduciendo a falsas acusaciones”.

Pinta bien, ¿no? El interesado lector podrá encontrar el enlace al post original al final de esta entrada.

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1.-¿Qué estudia la psicología forense?

Los psicólogos forenses estudian el comportamiento humano que se da en la intersección de la psicología y el derecho. Esto incluye la toma de decisiones jurídicas, el comportamiento criminal, la victimología, la detección de mentiras, los trastornos mentales y la delincuencia, la personalidad y los crímenes, y la memoria de los testigos presenciales.

2.-¿Que redes neuronales se activan cuando mentimos? ¿Cuáles son los signos corporales, conductuales y expresivos básicos de la mentira?
La neurociencia de la mentira se encuentra todavía en su infancia y aún se precisa un gran trabajo antes de que podamos llegar a conclusiones sólidas sobre la actividad cerebral y la mentira. No obstante, la investigación con neuroimágenes ha puesto de manifiesto que tener un conocimiento oculto o “culpable” sobre un crimen (por ejemplo, un conocimiento que sólo el asesino tuviera) está asociado con la actividad de ciertas redes neuronales. El cuadro general que se desprende de estos primeros trabajos es que el conocimiento del engaño está asociado con un aumento de la actividad de las cortezas prefrontal, parietal y cingulada anterior. La aplicación de esta investigación requiere mucha cautela, ya que la mayoría de los trabajos hasta la fecha se han realizado con mentiras en las que hay poco en juego. Los indicios específicos del comportamiento con más fuerte apoyo hasta la fecha son las ilustraciones o los gestos con manos y brazos (un aumento o disminución importante de los mismos), la reducción de la tasa de parpadeo, una mayor latencia en las respuestas (es decir, más tiempo antes de responder), pausas más largas y más frecuentes, un descenso de la velocidad del habla, descripciones vagas, repetición de detalles, unas producciones demasiado estructuradas (que indican que han sido ensayadas), falta de un encaje contextual, y la falta de conversación específica relativa a los incidentes con víctimas múltiples (es decir, los crímenes más graves).
Además, el cazador de mentiras debe estar muy en sintonía con los “resbalones” idiosincrásicos – incluidos los verbales (como cambios en el tiempo verbal ; por ejemplo que el sospechoso de un caso de desaparición se refiera a la persona desaparecida en pasado), no verbales (como las comunicaciones inconscientes al interrogador, incluidas potenciales recreaciones del crimen), y señales faciales (expresiones emocionales involuntarias y fugaces que normalmente se producen solo en la parte superior o inferior del rostro y de forma más general simplemente expresiones falsas), y (3) en función del contexto, el cazador de mentiras debe asimismo considerar el uso de técnicas de entrevista estratégica tales como manipular la carga cognitiva de un sospechoso (haciéndole pensar mucho), realizar preguntas imprevistas, evaluar la precisión de las respuestas en cuestionarios sobre lo que conoce el culpable, y el uso estratégico de las pruebas para dirigir las preguntas y detectar el engaño.

3.-¿Cómo está de avanzada la investigación en métodos de detección de mentiras? ¿Será posible, en un futuro, reconocer a un terrorista antes de que actúe, o determinar la culpabilidad de un acusado en un juicio solo a través de sus cambios neuronales, de expresiones faciales o de otras señales corporales?
La ciencia del engaño está avanza en el sentido de que se han realizado cientos de estudios sobre señales conductuales del engaño. Por otro lado, sólo un puñado de estudios han sido realizados con verdaderas mentiras de “alto riesgo”, y aún es necesario mucho trabajo. Me atrevo a predecir que pronto será posible identificar a personas que ocultan información o sus intenciones, basándonos en una combinación de expresiones faciales, lenguaje corporal, y declaraciones que hagan al observador informado.
Nuestros estudios sobre la eficacia de la formación sugieren que los profesionales pueden aprender a detectar a los mentirosos de alto riesgo, con un 80% + de exactitud, sin embargo, estas mentiras son de lo ocurrido en el pasado – no sobre intenciones de futuro. La investigación sobre la detección de intenciones maliciosas está en su infancia. Más investigaciones en este tipo de engaño, y el dilema ético de la exposición de intenciones maliciosas sin que se pase a la acción, se requieren antes de que esto sea puesto en práctica.

4 .- ¿Qué validez tienen los testimonios de los testigos presenciales? ¿Cuán confiables son sus recuerdos?
Depende de una serie de factores. En general, las experiencias traumáticas son relativamente bien recordadas, contrariamente a la noción freudiana de represión. Así que si uno es física o sexualmente asaltado, sus recuerdos serán precisos y duraderos en comparación con los de las experiencias ordinarias.Sin embargo, curiosamente, los recuerdos emocionales o traumáticos también son altamente vulnerables a las desinformaciones, tales como las de las preguntas engañosas (véase Porter, Demitrioff, y Ten Brinke, 2009). Los interrogadores policiales pueden hacer preguntas de modo que conduzcan al testigo o víctima a recordar el crimen de una manera radicalmente diferente a la forma en que ocurrió realmente. La investigación sugiere incluso que la gente puede ser llevada a recordar eventos completos que nunca sucedieron a través de interrogatorios altamente sugestivos (por ejemplo, Porter, Taylor, y Ten Brinke, 2008).

5 .- ¿Cómo podemos trazar el perfil psicológico de un criminal?
Los perfiles psicológicos, tradicionalmente, son bastante intuitivos y poco fiables. Sin embargo, la investigación en la última década sugiere que prestar atención a las características de la escena del crimen y a la naturaleza de la violencia infringida a las víctimas puede indicarnos rasgos específicos de personalidad de los autores. Por ejemplo, la investigación apunta a que esa información puede indicar con relativa confianza si el crimen fue perpetrado por un psicópata o por un no psicópata (por ejemplo, Porter, Woodworth et al., 2003) o por múltiples individuos o uno solo (Juodis et al. 2009).

6 .- ¿Cuáles son las características de una personalidad psicopática?
La personalidad psicopática es generalmente la de alguien que carece de conciencia, en términos de remordimiento, empatía, o emociones en general. Dentro de la población criminal los psicópatas son prolíficos – cometen un mayor número de crímenes y más violentos que los delincuentes no psicópatas. Él o ella tienden a ser superficialmente encantadores con el don de la palabra, no tienen deficiencias intelectuales y están muy sintonizados para reconocer a víctimas vulnerables. Alarmantemente, los delincuentes psicópatas parecen ser capaces de usar este estilo interpersonal para negociar acuerdos de culpabilidad, sentencias más cortas y excarcelaciones más tempranas, a pesar de su pobre desempeño en la comunidad. Por supuesto, las personalidades psicopáticas no aparecen exclusivamente entre la población criminal. Estos rasgos de personalidad también pueden permitir a un individuo medrar en el mundo de los negocios. Por ejemplo, Bernie Madoff, que diseñó la mayor estafa piramidal de la historia, se ha descrito como poseedor de rasgos psicopáticos.El estudio de las “serpientes de traje” es actualmente un campo floreciente de la investigación en psicología forense.

7.-¿Cuáles han sido sus mayores logros profesionales, tanto en lo teórico como en la aplicación práctica de su conocimiento para capturar criminales?

Consideraría uno de mis principales logros el llevar la ciencia a los profesionales de la ley en lo referente a la detección de engaños, falsos recuerdos, homicidios y personalidades psicopáticas, a través de talleres de capacitación y charlas. Nuestro grupo ha hablado con numerosos grupos, incluyendo investigadores criminalísticos, jueces, abogados, fiscales, indemnizadores de personal, psiquiatras forenses, tribunales de derechos humanos, juntas de inmigración, y periodistas de investigación. En este sentido estamos acercando la ciencia al mundo real, y esperamos poder ayudar a los profesionales de la ley a atrapar a los mentirosos y a los criminales y a mejorar la toma de decisiones jurídicas en general. Nuestra recientemente publicada “Teoría de las Decisiones peligrosas” (DDT) ofrece un modelo completo que considera cómo se cometen los errores en el sistema de justicia penal, incluyendo cómo suaves mentirosos embaucan a los jueces y a los jurados, y también cómo personas inocentes acusadas son “encarriladas” a través de una visión de túnel y una serie de sesgos naturales humanos en la toma de decisiones (Porter & Ten Brinke, 2010).

8.-¿En qué está trabajando ahora?

Mi laboratorio está trabajando en varios asuntos que consideramos fundamentales para entender el comportamiento humano en el contexto legal. Estamos a) realizando el estudio de mayor escala hasta la fecha sobre el engaño de alto riesgo, mediante la investigación del lenguaje verbal, corporal y las expresiones faciales de las personas que piden públicamente el retorno de un familiar desaparecido, y que luego resultan ser el asesino; b) examinando la relación entre las emociones negativas y la memoria; c) examinando cómo los psicópatas identifican y seleccionan a las víctimas emocionalmente vulnerables, y d) examinando cómo el rostro del acusado influye en la toma de decisiones jurídicas (por ejemplo, cómo se evalúan las pruebas relativas a una persona que resulta tener un rostro que no inspira confianza en comparación con las de otro que tenga un rostro que inspire confianza.

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Enlace al contenido original: http://www.desdeelexilio.com/2010/10/30/psicologia-forense-entrevista-a-stephen-porter/
Fuente: 

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