¿Somos los humanos primates terroristas? La psicología del terrorismo es difícil de definir debido a que para lo que algunas comunidades o personas son psicópatas, para otros son mártires. Estas complejidades hacen que el análisis de lo que los homínidos humanos podemos llegar a ser o hacer a otras personas sea complejo.
Por lo tanto, el psicólogo Tori DeAngelis, en una publicación para la American Psychology Association, declara que el debate sobre qué motiva a estos individuos es más a nivel teórico que científico. Aún así, existen algunas investigaciones que arrojan datos interesantes.
Quizás uno de los mejores estudios ha sido el llevado a cabo por el psicólogo John Horgan, Director del Centro Internacional para el Estudio del Terrorismo, ubicado en Pensylvania. Durante años ha realizado decenas de entrevistas a terroristas para entender qué ideas habitan esos cerebros. Las conclusiones fueron que estas personas suelen sentirse frustradas, creen que ejercer violencia contra el Estado no es inmoral, confunden a sus víctimas como símbolos de la injusticia en nombre de la que matan y están convencidos de que, al contrario que otros, ellos actúan y no sólo hablan.
Pero otras conclusiones conectan también con necesidades de los animales, especialmente algunos mamíferos y primates. Por ejemplo, los terroristas tienen amigos o familiares que apoyan su causa, lo que les proporciona un respaldo psicológico y una sensación de comunidad. Sin una tribu que te apoye por detrás es complicado ejercer tal crueldad. El sentimiento de culpa se instalaría en sus vidas para siempre. Para contrarrestarlo, estos grupos terroristas aseguran una identidad poderosa y una sensación de lealtad inquebrantable del grupo, algo fundamental para los humanos y otros primates.
Los antropólogos sabemos bien la importancia de los símbolos para las comunidades. Las banderas, ciertos libros, las vestimentas, estilo de vida, etc. son compartidos. Éstos generan cohesión, incluso entre individuos que nunca se han visto personalmente. Todos estos elementos son fundamentales a la hora de crear sensación de "tribu" y de identificarse unos a otros. Estos jóvenes terroristas, según el estudio de Hogan, están convencidos de que formar parte de un movimiento terrorista tiene recompensas, como sentir emoción y aventura, sentimiento de camaradería y un alto sentido de la identidad, ha descubierto Horgan.
La victimización del colectivo, sea real o no, es otra de las claves para construir argumentos con los lanzarse al asesinato. De hecho, una estrategia mental a la que suelen recurrir los terroristas es la deshumanización del enemigo. Se trata de ver a las personas que no piensan como tú como si no fueran personas. Porque de no ser así, sería complicado ser capaces de derramar tanta sangre sin pestañear. Ya que a diferencia de los psicópatas puros, los terroristas sí son conscientes de las consecuencias de sus actos y probablemente jamás harían algo así a un compañero o compañera. Los terroristas no son individuos patológicos en un sentido clínico, piensan psiquiatras y psicólogos.
Desafortunadamente, las ciencias aún no han encontrado solución ni respuestas claras para estas barbaridades. Entre las pocas propuestas planteadas se encuentran las elaboradas por el psicólogo Solomon Pyszczynki, quien está investigando medidas efectivas para la pacificación en el conflicto entre Israel y Palestina. Este investigador está interesado en saber cómo se puede cambiar la violencia contra los extranjeros. Los resultados señalan que aunque de manera limitada, funciona bien el fomentar asociaciones que persigan objetivos que nos involucran a todos los humanos como especie en conjunto: el hambre, la necesidad de energía o el cambio climático. Pero curiosamente, también recordar el número de muertos de ambos lados. Es decir, una vez más, la clave de nuestra supervivencia está en la alianza o gran coalición de los que no actuamos ni pensamos así en contra de los asesinos.
Se trata de la clásica estrategia de crear un "enemigo" común, al que todos podamos combatir juntos sin tener en cuenta las diferencias. Pero, ¿cómo conseguir tal hazaña que una humanos de todo el mundo? Como respondió el primatólogo Frans de Waal a mi querido amigo Pablo Jáuregui, redactor jefe de Ciencia de EL MUNDO: "Quizás la única manera realmente eficaz de lograrlo sería si nos invadieran los extraterrestres. Frente a un enemigo común, ¡seguro que todos los humanos del planeta sí nos uniríamos!"
Texto publicado el 10/01/2015 en el periódico electrónico El Mundo
Autor: Pablo Herreros
Hola, Lucía. La verdad es que el título de tu post no me hacía saber bien, antes de leerlo, qué iba a encontrar en él. Por eso, la sorpresa ha sido grata al leer la interesante relación que establece no solamente entre los propios terroristas como colectivo, sino también cómo aquélla se puede explicar antropológicamente a través de los patrones comunes que suele encontrarse entre civilizaciones de todo el Globo que, como bien se dice en tu entrada, ni siquiera se han visto personalmente en multitud de casos.
ResponderEliminarEl caso es que al leer acerca de la importancia del grupo en la sensación de pertenencia y amparo moral del terrorista, me ha venido a la cabeza algo que siempre me he preguntado yo acerca de más de una organización terrorista de nuestros días: ¿hasta qué punto matan todos sus integrantes defendiendo exacerbadamente el motivo u objetivo último de sus grupos? Más concretamente, ¿no habrá muchos integrantes que no disfruten más que de la violencia por la sensación de activismo que ésta les produce, más que por una convicción honda de la realidad que persigue la organización terrorista a la que pertenece? No sé qué pensarás de esto. Como digo, es una duda que he cosechado durante años.
¡Un saludo!
Gracias por tu comentario José Ángel.
EliminarLa verdad es que la duda que planteas es muy razonable. En mi opinión, si su propósito fuera hacer daño y disfrutar de la violencia, el hecho de integrarse en una organización terrorista podría servirles de justificación para cometer este tipo de actos. Pero por otro lado, pienso que personas así no serían capaces de ejercer la violencia únicamente cuando el grupo perfectamente organizado se lo solicitara. Si no estás de acuerdo con la organización terrorista, no te ajustarías a sus mandatos y preferirías ejercer violencia de otras formas y de forma independiente.
La verdad es que yo tampoco sé mucho de organizaciones terroristas y mucho menos de la intención de sus integrantes, pero espero haberte ayudado.
Hola Lucía,
ResponderEliminarEl título de tu entrada me ha generado confusión al igual que a José Ángel, pero a medida que he avanzado leyendo me ha llamado mucho la atención la frase que dice así: "personas suelen sentirse frustradas, creen que ejercer violencia contra el Estado no es inmoral, confunden a sus víctimas como símbolos de la injusticia en nombre de la que matan y están convencidos de que, al contrario que otros, ellos actúan y no sólo hablan", todo esto, además se ve agravado con el apoyo de sus familiares o amigos, quienes dan "una sensación de comunidad y proporcionan un respaldo psicológico", por lo tanto, considero que en este ámbito la Psicología Social juega un papel bastante destacado por la idea de pertenencia y afiliación.
Gracias Cristina.
EliminarMe gustan mucho tus análisis y conclusiones que has conseguido de la noticia. Yo estoy totalmente de acuerdo contigo: los estudios de estas organizaciones desde el ámbito de la Psicología Social podría ayudarnos a entender cómo una persona puede radicalizarse tanto y seguir incondicionalmente estos propósitos.
Gracias Cristina.
EliminarMe gustan mucho tus análisis y conclusiones que has conseguido de la noticia. Yo estoy totalmente de acuerdo contigo: los estudios de estas organizaciones desde el ámbito de la Psicología Social podría ayudarnos a entender cómo una persona puede radicalizarse tanto y seguir incondicionalmente estos propósitos.